martes, 1 de abril de 2008

Ser Nacion

Enseñaba por entonces SCALABRINI que "... para no errar en el método y soluciones que se preconicen para encarar y resolver los urgentes problemas sociales que atañen a grandes núcleos de la población y los problemas nacionales que atañen a todos sin distinción, será indispensable tomar constantemente en consideración los poderosos factores telúricos y étnicos que obran en el espíritu argentino para entenderlo y en cierta manera, universalizarlo en su comprensión (...) La inmensa distancia que nos separa de nuestros orígenes nos acerca en espíritu a las civilizaciones autóctonas que estuvieron aquí y que fueron aniquiladas por el hombre blanco, porque el tiempo es equivalente a la distancia en acción y la distancia no es nada más que el tiempo que está acostado(...) Estamos en esta tierra como si estuviéramos en una Isla. Esa insularidad como la distancia que nos separa del hemisferio boreal, sin que nosotros lo sepamos influyen en la definición de nuestro temperamento con un ahínco mucho más tenaz del que podría suponerse (...) Parte no despreciable de la grandeza británica halló su raíz en el carácter insular ( ...) El aislamiento isleño tiende a dar a sus habitantes una homogeneidad difícil de alcanzar en los pueblos continentales y una solidaridad que se ajusta en la necesidad de resolver sin ayudas ajenas la eventualidad de los acontecimientos." Y prosigue, "... la amalgama de aportes inmigratorios y de elementos primigenios de la tierra se acelera en esa inusitada unidad en que se funden sin esfuerzo el residente de larga fecha y el recién venido que asiste con azoro a la transmutación de sus intimidades más celosas (...) Para las doctrinas racistas esa heterogeneidad de origen es una tara inamortizable que se expresa en palabras de resonancias ofensivas: Pueblos mestizos. Pero en esa pluralidad de origen reside justamente una de las firmes esperanzas de la grandeza Argentina. El producto de procreaciones sucesivas de seres idénticos tiende a conformar seres especializados en que las cualidades no fundamentales se relajan hasta desaparecer. El MONOGENO es por naturaleza incomprensivo, intolerante, y por tanto, específicamente negado a la política y al ingenio que su realización requiere y el ingenio de la política es la manifestación más alta de la inteligencia humana." Así, "... el MULTIGENO, el ser de orígenes plurales, tiene brechas abiertas hacia todos los horizontes de la comprensión tolerante. En cada dirección de la vida, hay un antecedente que le instruye en una benigna coparticipación de sentimientos. Nada de lo humano le es ajeno. Nada humano le sorprende y asiste al espectáculo de la vida como si todo hubiera sido suyo. El arquetipo del argentino es el hijo primero de nadie que tiene que prolongarlo todo (...) Los pueblos que se caracterizaron por su ingenio político fueron multígenos (...) Los monógenos son técnicos y los técnicos estuvieron siempre en subordinación de los políticos. La grandeza del hombre no se mide por su capacidad técnica, se mide por su aptitud para sentir e interpretar la mayor suma de almas, base de toda acción política." Y concluye "Sobre estos cuatro pilares: el aislamiento, la insularidad, la unidad territorial y la pluralidad de origen se asienta la estabilidad inconmovible de la grandeza auténtica de esa muchedumbre sudorosa que el 17 de octubre cubría la plaza de mayo y colmaba sus espacios con un solo reclamo articulado con la devoción de quien expresa la raíz suficiente de su propia razón de ser."

No hay comentarios: