sábado, 29 de mayo de 2010

The Rise of Nestor (Radio Edit)

La diferencia es que nosotros no decimos que haremos politica

Nosotros construimos politicas de hechos, todos los dias,

todo el tiempo, Nosotros Hacemos.

sábado, 22 de mayo de 2010

Declaración del Bicentenario, de Martha Susana Sanchez


Declaración del Bicentenario






Conmemoramos el Bicentenario de la Argentina sin evocar un pasado mítico pero sabiendo que en los pliegues de su historia persisten memorias de un país para todos, muchas veces extraviado en su propio laberinto y otras arrojado a los poderes de la injusticia. De un país que supo de apasionadas escrituras libertarias y que guarda en sus fibras los nombres propios de los hombres y las mujeres que buscaron construir, individual y colectivamente, los trazos de otra patria. La que buscamos en los signos de esta época que ofrece la posibilidad cierta y urgente de encontrarnos con lo mejor de las tradiciones ancladas en los ideales de igualdad, libertad, justicia y soberanía. Ése es el mayo que nos urge desde hace 200 años.

De la Argentina de las luchas emancipatorias quedan los rastros de los esfuerzos políticos, de los trastrocamientos sociales, de la ruptura del orden colonial, pero también la memoria de lo irresuelto, de las promesas no realizadas, de lo popular sin redención. Es en los hilos de lo pendiente, en la memoria de las voluntades, que pronunciamos el nombre de Argentina, en este Bicentenario.

No lo hacemos en la Argentina del Centenario, ese espejo virtual que los poderes actuales instalan en el lugar de Paraíso Perdido. En aquella Argentina un futuro que se imaginaba dorado, sobre la base de los ganados y las mieses, se proyectaba bajo la égida de un Estado excluyente, con las mayorías silenciadas políticamente y con un mundo popular asolado por la desdicha. El Centenario fue oropeles y visitantes extranjeros, tanto como estado de sitio y lucha callejera. República para pocos y Ley de Residencia. Un modelo de país agroexportador incapaz de proyectarse con autonomía del Imperio Británico y de mirarse en otro espejo que no fuera el de un orden internacional injusto. Jóvenes de clase alta incendiaron un circo plebeyo para que no alterase un paseo tradicional. Esas fogatas prepararon la Semana Trágica y los fusilamientos de la Patagonia, expresiones del odio oligárquico que se descargaría cada vez que el pueblo defendía sus derechos.

No aceptamos volver a la Argentina de 1910. No podemos identificarnos con un país de la desigualdad, el prejuicio y la exclusión. Ni con un país diseñado desde la lógica de los intereses corporativos, que ha venido rapiñando lo público y tratando de disolver lo mejor de las creaciones colectivas, que dieron forma a sistemas de educación y salud equitativos. No es nuestra tradición la que confunde “nación” con “raza” u origen geográfico ni la que reivindicó como causa nacional la aniquilación de pueblos originarios y de sus hombres y mujeres, la servidumbre y el despojo material y cultural, ni estamos dispuestos a tolerar sus abiertas o embozadas formas de persistencia. No queremos que se silencien las voces que desde el fondo de nuestra travesía como nación se expresaron para avanzar hacia una sociedad más igualitaria, ni convertirnos en espectadores que contemplan cómo unos pocos se complacen en sus riquezas mientras los que producen los bienes sociales son reprimidos, acallados o expulsados.

No queremos regresar a los fastos de ese Centenario que sigue persiguiendo como una sombra espectral los sueños de emancipación, como lo hizo en el 30, en el 55, en el 66 y en el 76. Nuestro Bicentenario busca reencontrarse con los trazos que fueron dibujando los sueños de libertad e igualdad del primer Mayo y que debieron sortear incontables dificultades y las peores pesadillas. Somos ese país de sueños y de pesadillas. Se trata de recrear, con nuestra fuerza imaginativa y con inventivas populares, la fuerza emancipatoria del inicio, y las de las múltiples formas de resistencia que en nuestro suelo fueron ejercidas desde la Conquista y la Colonización, sabiéndonos parte de un destino común, entrelazado con el de los pueblos de toda América Latina, sin los cuales no puede pensarse un presente ni un futuro.

El Bicentenario es, fundamentalmente, una conmemoración de esas luchas emancipatorias que en sus mejores momentos tenían menos un destino local que una idea de lo americano. Que tiene su punto de inicio en la revolución de los esclavos haitianos y se consolida recién en 1824. Cuando hoy América Latina traza acuerdos y composiciones, cuando construye Unasur y afianza los compromisos políticos y económicos, cuando procura un destino común, vuelve a proyectarse sobre el fondo de la unidad anunciada en los primeros gritos libertarios, y la Argentina a reencontrarse con el destino que soñó al nacer.

Esta Argentina tiene en su corazón profundo una vida popular que ha sido gravemente dañada y que es, así y todo, potente y creativa. El antiguo pueblo del himno ha sido rehecho por dictaduras atroces, persecuciones violentas, modificaciones profundas de la economía y el Estado, tecnologías y lenguajes comunicacionales capaces de generar las condiciones para que un sentido común amasado entre la dictadura y los años noventa, corroa las fuerzas de nuestra vida social y cultural e inhiba el diálogo activo con el pasado.

Ha sido reconfigurado y avasallado el pueblo. Y sin embargo, ha sido y es el sustrato de las resistencias, la potencia creadora de nuevas formas de vida, de lenguajes, de símbolos, de modos de encuentro, el horizonte de una real autonomía simbólica y política de la nación. Ese pueblo tiene múltiples y heterogéneos rostros políticos, se despliega en organizaciones diversas y en experiencias no siempre concordantes. Los que aquí manifestamos lo hacemos como parte de ese pueblo, como parte de las organizaciones en las que se nuclea y se recrea.

Son los rostros de los trabajadores asalariados y sindicalizados, herederos de los que un 17 de octubre del 45 le dieron forma a sus exigencias de justicia y dignidad en una novedosa articulación política y que en mayo de 1969 hicieron temblar la ciudad de Córdoba. Son también los rostros sufridos de los desocupados que intentan recuperar una trama social devastada por el neoliberalismo y que en los noventa fueron el alma y el cuerpo de las resistencias, esa parte de los incontables que hoy marchan en pos de la equidad y el reconocimiento. Son los rostros de los activistas sociales y de los creadores culturales. Son los rostros de las militancias por los derechos humanos y de los pacientes articuladores de los barrios. Son los rostros de los estudiantes que supieron arrojarse a las luchas populares. Son los rostros de los empresarios comprometidos con ideales de autonomía nacional y los de los profesores y maestros que trajinan diariamente por la educación pública. Son los rostros de los migrantes latinoamericanos que han elegido estas tierras para construir sus propios sueños y de quienes dan testimonio de la expoliación a los pueblos originarios y de la defensa de sus derechos. Y recuerdan que sólo una América Latina de nuevas solidaridades podría alojar esas diferencias sin diluirlas en el relativismo cultural ni trasvasarlas a persistentes racismos. Son los rostros de la desdicha, del temor ante el peligro, de la alegría por la reunión y la voluntad colectiva.

La conmemoración del Bicentenario no puede desligarse de la consideración de ese pueblo que encuentra en estos días una remozada capacidad de movilización callejera y reconocimiento público. El futuro de la Argentina depende de la atenta vigilia popular, una vigilia hecha de alerta y compromiso, de reacción frente al peligro y de entusiasmos compartidos. Mucho se ha hecho en estos años del siglo XXI para restañar la vida popular dañada. Todos deben saber -todas las dirigencias políticas y sociales- que ningún retroceso es aceptable. Que este pueblo tiene compromisos profundos con las transformaciones realizadas y las faltantes y que encontrará en la memoria de sus luchas pasadas y en las necesidades del presente, la fuerza para resistir cualquier intento de restauración conservadora. No hay vuelta atrás que pueda resultarnos tolerable. No hay interrupción que consideremos viable. La Argentina actual, capaz de enjuiciar los crímenes del pasado y generar políticas de reparación para las desigualdades contemporáneas, no puede ser suprimida por los agentes de la reacción.

Deben ser conjuradas las maniobras de quienes conspiran en las sombras y agitan desde los espacios mediáticos. Pero también resguardar al país de la corrosión de sus lenguajes y de una sensibilidad social, cultural y política menguada en sus capacidades críticas y creativas, como de los condicionamientos en los modos de vida y de pensamiento impuestos por las culturas imperiales. Sabemos que no se sale indemne de las heridas infringidas por los poderes de la dominación y que las diversas formas de la injusticia, la humillación y la fragmentación marcaron a fuego el tejido social. Pero también percibimos que algo poderoso vuelve a manifestarse en la patria de todos. En la particular situación de América Latina en estos inicios del siglo XXI, este pueblo, hecho de memoria y de presente, escrito su cuerpo por las mil escrituras de la resistencia, las derrotas y los sueños, tiene la potencia de realizar ese llamado ante los peligros y la afirmación de su resistencia ante toda forma de la devastación.

El estado de este pueblo es, hoy, la vigilia: apuesta a la defensa de las reparaciones alcanzadas y a la perseverante insistencia en lo pendiente. Si es capaz de mirar al pasado de la nación e inspirarse en la épica americanista de los revolucionarios de mayo, lo hará porque su realización está en las señales del presente y en la apuesta al futuro. Tiene ante sí el desafío de dar lugar a lo nuevo que surge y de contribuir a que se extiendan y fortalezcan los modos en que los argentinos deciden vivir su libertad para afianzar la de todos. Estamos convocando a un acto de emancipación, capaz no sólo de enfrentar las trabas que interponen, ayer como hoy, los intereses poderosos, sino de proponer nuevas soluciones imaginativas y nuevos objetivos que estén a la altura de una sociedad enfrentada al desafío acuciante de ser más equitativa. Y a través del ejercicio de la libertad, de la participación y de la movilización, a llevar a cabo las grandes tareas pendientes, particularmente las que conducen a enfrentar las desigualdades sociales que persisten como una llaga que no se cierra –tareas cuyas señales han sido dadas en estos últimos tiempos-. Un mayo de la equidad y de la igualdad, un mayo en el que la riqueza sea mejor distribuida entre todos los habitantes de esta tierra.

Por todo esto convocamos, con el entusiasmo y la pasión que emanan de nuestra historia compartida, a emprender las transformaciones estructurales y culturales que se necesitan para contrarrestar el saldo de décadas de deterioro y desguace, y avanzar hacia nuevos modos de relación entre los ciudadanos, la política y el Estado. Somos esos sueños y esas múltiples y diversas experiencias sin las cuales no podríamos imaginar un futuro. Conmemorar el Bicentenario implica tomar nota de lo nuevo y convocar lo existente hacia una profundización de la democracia. Los hombres de Mayo tuvieron ante sí la tarea de construir una nación despojada de la herencia colonial. Lo hicieron en parte y la situación de América Latina exige la continuidad de ese esfuerzo. Como para ellos antes, para nosotros hoy no hay retroceso tolerable y sí un enorme desafío histórico: la construcción de una sociedad emancipada y justa.
 
GRACIAS Martha Susana Sanchez !
 
 

viernes, 5 de febrero de 2010

Cuando las distancias se acortan tanto, que podes alcanzarlas


Desde mi pasado con el Banco de Italia y Rio de la Plata “asociandome”al banco a este presente en mi vida, 
a esta Magnifica charla con la Presidenta del
Banco de la Nación Argentina.
(Esta nota fue escrita con anteriodidad incluso a la renovacion mandato en el BNA, alguna vez explicare...)

Mercedes Marcó del Pont, 
Presidenta del Banco Nación,
Lleva adelante para mi, una Stargate, una puerta inter-estelar.
Ayer en una charla evento de Peronismo Militante, denominada Peronismo y Gestión, invitado por el compañero Maxi Cordero, y otros compañeros con los que me gusta marchar a la plaza, a las históricas plazas;  decía, desde este titulo que expresa desde donde funcionarios de la banca nacional y privada han estado alejados del pueblo, para mi cruel y real verdad histórica.
Y decía puerta estelar, por que esa es la brecha que existía hasta la llegada de nuestro proyecto Nacional y Popular de la mano de Néstor Carlos Kirchner y hoy de Cristina Fernández de Kirchner,  además de Presidenta y líder, existía como un universo de distancia en la comunicación con el Pueblo y la banca.
Pero estábamos ahí, expresándonos el por que de lo que nos afecto duramente el 28 de junio de 2009, no hablando de ello precisamente.
Este nivel de dialogo demuestra que superado el traspié, nos mueve la enorme usina de este Proyecto Nacional y Popular, haciéndonos cuestionar en la mejora y proyectar en la creatividad, de articular nuevas soluciones.  
Nosotros si vamos con la Poli, no contra de, con el otro, con los otros, con la Política.
Desde aquel que se vayan todos! – Y se quedaron todos -  nuestra tarea ha sido de articular nuestra pequeña en cantidad, pero enorme fuerza militante para imbuir, embeber, la Política con el Pueblo. Única manera de trasformar la realidad, de mejorar su salud, su educación, su trabajo, desde la redistribución del ingreso, en la absoluta defensa de sus derechos.
La crónica Mercedes dice: Sobrina de Rogelio Frigerio, Mercedes Marcó del Pont, hoy directora del Banco Nación, fue militante desarrollista, investigadora de FIEL y opositora a las políticas de Cavallo en los años 90. El establishment le critica su defensa del rol del Estado en la economía y muchos desarrollistas, que se ha "peronizado". Aunque ella lo niegue, los rumores insisten en señalarla como la preferida de Cristina Kirchner ante un eventual cambio en Economía



Tu solo recuerda en algún aparte,  que los vasos comunicantes no pueden tener exclusas, ya es tiempo de que corramos el riesgo de que la savia circule libremente para alcanzar los mas recónditos lugares.
Pese a los riesgos, solo así, la savia reparará, recompondrá el tejido dañado,  y la planta transmutara a un árbol socialmente solidó y sin desperdiciar energía en falsos preconceptos o paradigmas, creadores de tejidos marchitos.
Y si alguien te grita, Peronista! Tu solo dile, caminante no hay camino, se hace camino al andar...y yo para la libertad, sangro lucho y per vivo...
Si aún el torpe insiste en presumir ofenderte llamándote de tal modo, aclárale que en el pasado de hambre de los origenes de familia, asi se recuerda  a la “Dama de la esperanza” a la que tambien llamaron en Vigo “Hada de las realidades”. *


Por otra parte a mi...
Del Italia y Rio de la Plata me quedo un “titulo” por acciones innegociable y de vez en cuando aparece uno de esos “estudios de cobranza” por deudas caidas, declaradas como perdida del banco al BCRA, prescriptas, perimidas.
Dandome sorpresa que la mala intencion en el manejo de datos patrimoniales y/o crediticios, utilizados incluso para inmiscuirse en la privacia de los ciudadanos (ej. Macrigate) era inquietud de varios compañeros en la charla que compartimos.

De Mercedes Marcó del Pont,  me quedo tu enorme hidalguia, tu espiritu de trabajo, tu afinidad con el otro, con los otros, con la Poli.
FELICITACIONES MILITANTE!!!


Desde mi punto de vista compañera, el camino hoy vale la pena y creo firmemente en la V de Vigo, de la Victoria,

..





De “Volvere y sere millones”


Claudio Enrique Cantarini
PJ - FJPV 2009
Peronismo Militante
Instituto Nacional y Popular
Equipos para el Proyecto Nacional
Escuela Superior de Dirigentes UNLP




* http://www.lavozdegalicia.com/vigo/2009/06/10/0003_7774551.htm









miércoles, 13 de enero de 2010

Que decis!?






"A Nestor y a Cristina Kirchner los trajiste vos", de Angie Lee

"A Nestor y a Cristina Kirchner los trajiste vos"
«Bueno, mirá, lo digo de una vez. Yo no lo inventé a Nestor Kirchner. Te lo digo de una vez, así termino con esta pulseada de buena voluntad que estoy llevando a cabo en un afán mío de liberarte un poco de tanto macaneo. La verdad: yo no lo inventé a Nestor Kirchner, ni a Cristina. Ellos nacieron como una reacción a los malos gobiernos. Yo no lo inventé a Nestor Kirchner ni a Cristina ni a su doctrina. Los trajo, en su defensa, un pueblo a quien vos y los tuyos habían enterrado de un largo camino de miseria.
«Nacieron de vos, por vos y para vos. Esa es la verdad. Porque yo no lo inventé a Nestor Kirchner, ni a Cristina. Los trajo esta lucha salvaje de gobernar creando, los trajo la ausencia total de leyes sociales que estuvieran en consonancia con la época. Los trajo tu tremendo desprecio por la clases pobres a las que masacraste, desde Santa Cruz hasta lo de Vasena, porque pedía un mínimo respeto a su dignidad de hombres y un salario que los permitiera salvar a los suyos del hambre. Sí, del hambre y de la terrible promiscuidad de sus viviendas en las que tenían que hacinar lo mismo sus ansias que su asco. No. Yo no lo inventé a Nestor Kirchner ni a Cristina. ¡Vos los creaste! Con tu intolerancia. Con tu crueldad. Con la misma crueldad aquella del candidato a presidente que mataba peones en su ingenio porque le pisaban un poco fuerte las piedritas del camino a la hora de la siesta.
«Sí, yo sé que te fastidia que te lo recuerde. Es claro, pero vamos a terminarla de una vez. Porque yo no lo inventó a Nestor Kirchner ni a Cristina. Los trajo la injusticia que presidía el país. Porque a fuerza de hacer un estilo de tanto desmán, terminó por parecerte correcto lo más infame. Claro, a vos no te alcanzaba esa injusticia. Tendrías, como un señor que yo conocía y que iba todos los meses a cobrarlo, una puesto de ama de cría para cubrir sus gastos, que se lo pagaban oficialmente, y un sueldo para salir con el Klan. Yo me acuerdo del Klan. Y vos también. Aquella mafia siniestra que salía sólo para aterrorizar gente y mataba una vez a gomazos, otra vez a tiros y a veces con el camión para hacerlo más divertido. No, si la memoria fastidia. Pero yo no lo inventó a Nestor Kirchner ni a Cristina. Los trajo la estulticia que manejaba el país. Mirá, si vos hubieras estado en la calle el 20 y 21 de diciembre como yo y como tantos, y hubieras visto morir primero a aquellos cinco, fuego a cientos y hubieras visto masacrar pobres por una institución que nos llenó de vergüenza, no hubieras formado nunca más parte de ese partido que integrás por amor propio y quizá por ignorancia de tantos hechos delictuosos que son los que empezaron a preparar la llegada de Nestor Kirchner y Cristina. En un país milagroso de rico, arriba y abajo del suelo, la gente muerta de hambre. Los maestros sirviendo de burla en lugar de hacer llorar porque estaban sin cobrar un año entero. ¡No! ¡Y todo vendido! ¡Y todo entregado! Yo sé que te da rabia que te lo repitan tantas veces, pero es que entristece también pensar que no lo querés oír. El otro día, en un discurso oí que decías refiriéndote a un gobierno anterior: "Ya por ese entonces los obreros gozaban..." ¿De qué gozaban? ¡Los gozaban!, que no es lo mismo. Y, sí, Mordisquito, ¡los gozaban!
«La nuestra es una historia de civismo llena de desilusiones. Cualquiera fuese el color político que nos gobernó, siempre la vimos negra. Aspiramos a gozar y al final nos gozaron. ¡Todos! ¡Siempre! Una curiosa adoración, la que vos sentís por los pajarones, hizo que el país retrocediese cien años. Porque vos tenés la mística de los pajarones y practicás su culto como una religión. Cuanto más pajarón él, más torpe y más crédulo vos. Te gusta oír hablar a la gente que no le entendés nada, la que te habla claro te parece vulgar. Yo también entré como vos y, ¿por qué no confesarlo?, me sentía más conmovido frente a un pajarón que frente a un hombre de talento. El pajarón tiene presencia, tiene historia larga, la que casi siempre empieza con un tatarabuelo que era pirata. Yo también me sentía dominado por los pajarones cuando era chico. Ahora ¡No! Cuando era chico, sí. ¡Pero no ahora Mordisquito! Salvate de los pajarones. El fracaso -por no decir la infamia- de los pajarones fue lo que trajo como una defensa a Nestor Kirchner y Cristina. Pero no fui yo quien los inventó. A Nestor Kirchner lo trajo el fraude, la injusticia y el dolor de un pueblo que ahogaba de harina blanca y una vez tuvo que inventar un pan radical de harina negra para no morirse de hambre. Tampoco te lo acordabas. ¡Ay, Mordisquito, que desmemoriado te vuelve el amor propio!
«Te dejo. Con tu conciencia. ¡Nestor Kirchner es tuyo! ¡Vos lo trajiste! ¡Y a Cristina también! Por tu inconducta. A mí lo único que me resta es agradecerte el bien enorme que sin querer le hiciste al país. Gracias te doy por él y por ella, por la Patria que los esperaba para iniciar su verdadera marcha hacia el porvenir que se merece. ¡A mi ya no me la podés contar, Mordisquito! Hasta otra vez, sí. Hasta otra vez.»


Este texto fue leído por Enrique Santos Discépolo el 10 de noviembre de 1951, un día antes de las elecciones que concluyeron con un triunfo arrollador de la fórmula Perón - Quijano
Me tomé la libertad de reemplazar Perón y Eva Perón por Nestor Kirchner y Cristina
El texto tiene una actualidad increíble